La Comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström, mencionó esta sorprendente cifra en una carta enviada a Bernd Lange, presidente de la Comisión de Comercio del Parlamento Europeo [o descargar], a principios de este mes. Lange había pedido previamente a la Comisión que proporcionara estadísticas sobre el comercio de la UE con el Sáhara Occidental.

El territorio es considerado por la ONU como el último no descolonizado de África y bajo ocupación ilegal parcial por parte de Marruecos, el socio comercial de la UE.

Si bien la Comisaria Malmström estima el valor de los productos pesqueros transformados del territorio ocupado e importados a la UE en 122 millones de euros para 2016, el resto de los productos cubiertos por el acuerdo comercial ascendería a "sólo 7000 euros".

"Después de años de palabras vacías de la Comisión de la UE sobre el tema de las importaciones procedentes del Sáhara Occidental ocupado, este número tan preciso que ha salido ahora no tiene ningún sentido", dice Davide Contini de Western Sahara Resource Watch. "Es obvio que la Comisión no tiene la más remota idea sobre el volumen comercial".

Curiosamente, la declaración de la Comisaria de Comercio se contradice con la de la Jefa de Relaciones Exteriores de la UE, Federica Mogherini. En respuesta a una pregunta de un parlamentario italiano del PPE, el grupo político más grande del Parlamento Europeo, Mogherini declaró en septiembre que "es difícil para la UE cuantificar con precision, a partir de las bases de datos de comercio internacional de la UE, la proporción total del comercio procedente del Sáhara Occidental”.

En 2012, WSRW publicó el primer informe sobre la industria agrícola en el Sáhara Occidental, documentando cómo los productos cultivados en las diferentes plantaciones importantes cerca de la ciudad de Dakhla llegaron a los supermercados de la UE. Desde la publicación, las plantaciones se han expandido en tamaño, lo que indica una empresa rentable.

"El acuerdo de liberalización del comercio entre la UE y Marruecos en 2012 abarcó esencialmente dos sectores: la pesca y los productos agrícolas, y es inexplicable que la Comisión alegue que el total de las exportaciones agrícolas del Sáhara Occidental a la UE en 2016 no superó los 7000 euros". "A menos que se tenga en cuenta que la UE externalizó la responsabilidad permitiendo a los importadores elegir el esquema de comercio para declarar sus compras".

En su carta, la Comisaria Malmström admite que antes de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de 21 de diciembre de 2016, las importaciones procedentes del Sáhara Occidental fueron declaradas como procedentes de Marruecos y no del Sáhara Occidental para obtener preferencias arancelarias. Por ello, señala la Comisaria, las estadísticas recogidas no reflejan el volumen real del comercio. Entre líneas, la Comisión admite años de fraude arancelario sobre estas importaciones y, por tanto, una pérdida sustancial de ingresos presupuestarios de la UE.

La histórica sentencia de la CJUE aclaró que, puesto que el Sáhara Occidental tiene un estatuto distinto y separado de Marruecos, no puede aplicarse ningún acuerdo comercial ni de asociación de la UE al territorio, salvo con el consentimiento explícito del pueblo del Sáhara Occidental.

Pero la UE no está dispuesta a dejar de importar desde el Sáhara Occidental. En lugar de respetar la sentencia del Tribunal y comprometerse con los saharauis, la Comisión está haciendo lo contrario: se ha puesto del lado del poder de ocupación marroquí para estudiar cómo el Sáhara Occidental puede permanecer dentro del ámbito geográfico del acuerdo comercial de la UE con Marruecos. Se espera que la Comisión finalice un acuerdo con Marruecos en los próximos meses. Un acuerdo que se negocia con los interlocutores equivocados (e ilegales), y uno que carece de una evaluación del impacto en términos de efectos del comercio en el mercado de la UE.

"Hasta ahora, la Comisión no ha presentado cifras creíbles sobre el flujo comercial del Sáhara Occidental hacia la UE, lo que va en contra de la práctica establecida desde hace tiempo en la UE", continúa Contini. "Es difícil imaginar a los gobiernos de la UE firmando un acuerdo comercial con cualquier nación, sin conocer los hechos y cifras relevantes. 

Nunca firmarían un cheque en blanco. Pero cuando se trata del Sáhara Occidental toda lógica y exigencies legales quedan fuera del juego. Es una broma.

Tanto los Estados miembros de la UE como el Parlamento Europeo votarán los resultados de las negociaciones. "Es difícil imaginar cómo los estados miembros y los miembros del Parlamento Europeo podrán justificar la aprobación de un acuerdo negociado sin considerar el derecho internacional y europeo, y en última instancia, sin tener debidamente en cuenta los intereses de las empresas y consumidores europeos ", observa Contini.