Los manifestantes bloquearon dos camiones en la fábrica de Ravensdown y alertaron a la primera ministra de Nueva Zelanda sobre la dependencia del país de minerales polémicos por su explotación ilegal en los territorios ocupados del Sahara Occidental.
5 de septiembre de 2019. Unas 30 personas se congregaron en la planta de Ravensdown Ltd en Dunedin, Nueva Zelanda, para abuchear al carguero Amoy Dream (Hong Kong, IMO: 9583615). Cinco días antes, el barco, que transportaba 50.000 toneladas de fosfato de los territorios ocupados del Sahara Occidental, ya se topó con otro grupo de manifestantes en la planta de Ravensdown, en Christchurch.
Los manifestantes declaran que bloquearon dos camiones que transportaban fertilizante de superfosfato, impidiendo que salieran de la fábrica durante aproximadamente una hora hasta que llegó la policía. Dicen que uno de los camiones aceleró en dirección a los manifestantes en su intento de salir de las instalaciones. WSRW no tiene conocimiento de que se hayan producido heridos.
Un reducido grupo de manifestantes también se presentó en la Dunedin Public Art Gallery para acceder a la primera ministra Jacinda Ardern que acudía a un evento. Acudieron con pancartas que rezaban “Sahara Occidental libre” y “Jacinda, acuérdate de 2008”, recordando así a la primera ministra su visita de aquel año a los campos de refugiados saharauis en Argelia.
Fotos de la protesta, al final.
Ravensdown es una de las dos cooperativas de agricultores que vienen importando desde hace mucho tiempo roca fosfórica de las minas del Sahara Occidental que son explotadas por Marruecos desde que invadió y ocupó ilegalmente una parte del Sahara Occidental en 1975. La otra cooperativa, Ballance Agri-Nutrients Ltd viene importando este mineral desde los años ochenta.
Las Naciones Unidas consideran al Sahara Occidental como el sujeto de una descolonización inconclusa. El pueblo de ese territorio, los saharauis, tienen un derecho internacionalmente reconocido a la autodeterminación, y ni un solo estado reconoce a Marruecos su reivindicación sin fundamento sobre su vecino del sur.
Mientras que los saharauis se ven obligados a vivir como refugiados en el inhóspito desierto argelino y a sufrir el yugo de la ocupación en su tierra, Marruecos acumula los beneficios de vender los recursos de una tierra a la que no tiene derecho. Esta actitud no incentiva el proceso de paz intentado por las NNUU, que ha estado paralizado durante una década. Las reservas de fosfato del Sahara Occidental son especialmente lucrativas para Marruecos. Tienen fama por su alta calidad, calidad que Ravensdown considera crucial para la producción de sus fertilizantes a base de superfosfato.
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